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domingo, 24 de marzo de 2019

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO



El mensaje para la Cuaresma del Papa Francisco tiene como título “La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios”.

El Papa Francisco propone en su mensaje para la Cuaresma 2019 tres puntos de reflexión: la redención de la creación, la fuerza destructiva del pecado y la fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón. Todas estas ideas llegan en un momento de renovación para la Iglesia con la fuerte crisis de abusos que ha vivido durante los últimos años y especialmente en los últimos meses.

Antes de llegar a los tres puntos, el Papa señala que la Cuaresma es camino para la Pascua. La Resurreción nos da la esperanza y es por esa razón por la que tiene sentido este tiempo de conversión que es la Cuaresma, examinando estas tres ideas a las que hace referencia el Papa.

1. La redención de la creación
Si vivimos realmente como hijos de Dios, teniendo presente en nuestra vida la muerte y resurrección de Jesús, la creación se beneficiará de nuestro modo de actuar: para esto quizá el mejor ejemplo es San Francisco de Asís.
Cuando la caridad de Cristo transfigura la vida de los santos —espíritu, alma y cuerpo—, estos alaban a Dios y, con la oración, la contemplación y el arte hacen partícipes de ello también a las criaturas, como demuestra de forma admirable el “Cántico del hermano sol” de san Francisco de Asís (cf. Enc. Laudato si’, 87).

2. La fuerza destructiva del pecado
Sin embargo, los hombres hemos pecado y tenemos comportamientos destructivos hacia nuestro prójimo, los demás hombres, y hacia el resto de las criaturas. Creemos que somos los señores del mundo y que podemos hacer lo que deseemos con los demás y con el mundo. Es la lógica de la dominación, la ley del más fuerte.
Si no anhelamos continuamente la Pascua, si no vivimos en el horizonte de la Resurrección, está claro que la lógica del todo y ya, del tener cada vez más acaba por imponerse.

3. La fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón
Para luchar contra las inclinaciones del pecado llega la Cuaresma y las prácticas que ha recomendado tradicionalmente la Iglesia: ayunar, rezar y dar limosna. Ayunar para cambiar la actitud hacia las demás criaturas, rezar para renunciar a uno mismo y dar limosna, para salir de nosotros mismos y de nuestra acumulación de riquezas.
La Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna.