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domingo, 24 de marzo de 2019

RETIRO EN SILENCIO DE CUARESMA: "Amor sin límites"


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El retiro de silencio fue anunciado para gente hispano-hablante. Varios grupos de la Fraternidad Misionera Verbum Dei de Budapest, respondieron. Fuimos entre 8 a 11 personas, con muchas ganas de estar con Dios unos días. El retiro fue dado por la misionera Barbara Vera y con la ayuda de Zsuzsanna Sóti, participante de la Escuela de la Palabra y de la Escuela de Apóstoles de las Laicas misioneras Verbum Dei.

El Viernes, nos lanzamos con una proyección de imágenes del desierto, acompañado con música y motivación de Barbara. Se nos presentó el desierto primero como lugar de donde falta la vida, pero poco a poco todo nos llevaba a entender que dentro del mar de arena y las rocas secas se puede buscar y encontrar a Dios, la vida, cómo lo lograba Moisés, Elías, y al final, Jesús también. Ya cenamos en silencio, y terminando el día, rezamos juntos en la capilla de las Misioneras las Completas con instrucciones sobre el examen de la noche.

El Sábado, era muy intenso, pero profundo y precioso al mismo tiempo. Nos juntamos para el Laudes, guardando el silencio para empezar el día, compartiendo en comunidad la oración y el desayuno. La primera meditación la dio Zsuzsi, retomando el hilo de ayer, hablando sobre el desierto dónde caminaba el pueblo de Israel, encontrándose con deseos y preguntas, dudas y maravillas durante 40 años, experimentando que los tiempos de Dios tienen su propio fluir, que podemos gustar nosotros también, si dejamos que el silencio y el desierto nos lleven a profundidades, dónde nos abrimos a la voluntad de Dios, a su presencia y a su amor. Nos hablaba también de Jesús, quién en la Última Cena nos dejó su cuerpo y sangre para celebrarlos cómo signos del amor extremo, pero junto con la Eucaristía nos deja el lavatorio de los pies, el Nuevo Mandamiento: “que os améis los unos a los otros” (Jn 13,34). A las 12hr. rezamos un Rosario en comunidad, ofreciendo nuestras intenciones en cada decena.

Barbara siguió por la tarde con su predicación con el tema de la oración de Jesús en el Getsemaní, explicando cómo hay que amar como Él, sin límites, descubriendo mis faltas que me impiden a amar, para poder quitarlas y así acortar distancias en mis relaciones, para ponerme de rodillas ante Él y ante los demás y pedir la gracia de su amor, que en verdad, es un amor con compromiso, con perdón. Es allí donde sacamos un amor sin límites. Barbara nos dejó preguntas para poder seguir orando, mientras algunos tuvieron la oportunidad de ser acompañados es su oración. Hicimos un corte con una dinámica de poder expresar, nuestras experiencias del día, en tono oracional y de acción de gracias. Para continuar la noche, tuvimos un largo rato también en frente del Santísimo expuesto, con lecturas del día, acompañadas con cantos. Fue bonito ver como cada uno de nosotros perseveraba en el silencio y los momentos de la oración, seguro con luchas por adentro, pero con mucha ilusión y muchos momentos profundos con el Señor.

Amaneció el Domingo, todavía en silencio, Barbara nos dio la última meditación del retiro, ponernos ya en rumbo para la luz de la resurrección, con que tenemos que mirar toda nuestra Cuaresma, que la muerte no tiene la última palabra en nuestra vida. Enriqueciendo con experiencias personales, nos habló que la vida es más fuerte que la muerte, que sobrepasa todo, cómo Jesús nos mostró en su resurrección. Hubo espacio para orar todavía, y después ya llegó el tiempo para romper el silencio y compartir lo que ha sido nuestro retiro. Explicaba mejor nuestro compartir, con la cita bíblica: "Ese mismo día, el primero después del sábado, los discípulos estaban reunidos por la tarde, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se puso de pie en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron mucho al ver al Señor." (Jn 20,19-20)

Nos sentamos a la mesa después para compartir el almuerzo, estábamos muy alegres se veía el paso de Dios sobre nuestras vidas. Terminamos el fin de semana celebrando la Santa Misa juntos. La verdad, fue muy renovador, fue un tiempo de Dios, no sólo para mí sino también para todos! Doy gracias a Dios por haber estado, compartido con ustedes, crecer y aprender.


Zsuzsanna Sóti
Laica Misionera húngara Verbum Dei
2019.03.15-17