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sábado, 3 de octubre de 2020

MISA DE LAS NACIONES 2020

 

(Hacer Clik a la imagen) 
 Fotos cortesía de Zita Merényi (Magyar Kurír) 

Experiencias Flash de los participantes.

“Sin importar de donde vengamos, todos compartimos una realidad que nos une...”

Para mi poder participar de la Misa Internacional en la Basílica, representa mucho más que una celebración; me sentí en paz y en tranquilidad, por que aun estando tan lejos de casa, podemos mantener y celebrar nuestra fe con Dios, con Jesús nuestro Señor, y el Espíritu Santo sin esconder nuestra religión o nuestras creencias.  No puedo imaginar aquellas personas que no pueden demostrar su fe porque el país no se lo permita.  Me sentí muy feliz por que pude sentir el amor de Dios que nos ama como somos sin ninguna diferencia de lengua, color o sexo. 

Charo Altamirano (Perú)



La Misa de las Naciones fue un espacio enriquecedor de intercambio cultural, donde todos confluimos, gracias al inmenso amor que todos profesamos a Dios. Para mí, fue un orgullo poder llevar mi bandera y mostrar un poco de mi cultura a través de uno de los trajes típicos de mi país: "La Otavaleña". Pese a que soy Quiteña, no dejo de admirar su habilidad textil y comercial.  Por otro lado, cantar a Dios fue mi manera de darle las gracias por permitirnos juntar tantas y diversas hermosas flores en su jardín.

 Janeth Mora (Ecuador)



Ha sido una muy grata experiencia el tener la oportunidad de portar mi bandera frente al altar, me ha gustado mucho la misa de las naciones y a la vez nos ha recordado que ante Dios todos los pueblos somos hermanos y que, a pesar de la barrera del idioma, todos hablamos el mismo lenguaje del amor en Cristo.

Juan López (Chile)



La experiencia en la Misa de las Naciones fue un recordar que estoy fuera de casa, que al llevar mi bandera soy un representante de mi tierra y el honor, orgullo y responsabilidad que esto conlleva. Ver a tantos en el mismo oficio, con el agravante de la situación que vive el mundo actualmente: la pandemia, significó una dosis de esperanza, de fe; entendiendo que sin importar de donde vengamos, todos compartimos una realidad que nos une y nos hace hermanos: La fe en nuestro Dios Padre.  

Jesús Díaz (Colombia)