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sábado, 8 de junio de 2019

JESÚS MI PAN DE VIDA

Mi Primera Comunión...

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Después de una larga preparación, de retiros espirituales que me hicieron reconocer a Jesus como mi amigo. Después de muchas clases donde pintamos, cantamos, leimos, reimos y aprendimos mucho con nuestras catequistas, por ha llegado el gran día de nuestra primera comunión.

Unos días antes nos pudimos confesar con el Padre András, el cual nos dió más que una penitencia, nos dió buenos consejos para portanos bien con la familia, para respetar a los profesores y compañeros de mi escuela y nos invitó a seguir orando por toda la iglesia, la cual intentarémos hacer! De lo contrario, nos tendremos que confesar nuevamente :)

El día de tan esperado nos sorprendió con un templo lleno de flores, con muchos invitados y lo más importante, con nuestros familiares, que muchos vinieros desde otro país. ¡Sí voláron hasta Budapest, para compartir con nosotros este maravilloso día! Pero quién realmente nos sorprendió aún más fue recibir por fin a Jesús en aquél pedacito de pan! Allí estaba esperando que cada uno de nosotros lo acogiéramos. ¡Gracias Jesús por venir! Gracias por ser pequeño como yo! Gracias por quedaste en nuestros corazones y jamás ya irte! Seguro que nos encontraremos siempre!

Mis compañeritos y yo vestíamos de una túnica blanca representando nuestra pureza, además recibimos un rosario con su cruz la cual nos protegerá en el resto del camino, y una velita hermosa que encendimos en el cirio pascual, junto con nuestros padrinos como representación de que somos luz para el mundo y que creemos en Jesus, Dios y el Espíritu Santo.

Luego de la ceremonia, pudimos compartir un ágape con nuestra comunidad, tuvimos mucha comida deliciosa y ¡una torta blanca fantástica!

Así fue nuestra PRIMERA COMUNIÓN, la cual nunca olvidaré...


Iris Meléndez.
Responsable de la Catequesis de Primera Comunión.
2019.06.02

Impresiones…


Mi pequeña contribución para hacer más bonita todavía, la primera comunión de los niños, fue el entregarles un recordatorio de la misma, como solemos hacer en España, recordatorio personal con el nombre, que luego los niños reparten entre los familiares y amigos. Yo no pude hacer tantos, pero si, uno para cada uno. Tiene un dibujo entrañable de un gran dibujante catalán que fue Juan Ferrándiz, y que lleva escrito a su alrededor lo siguiente. "Yo soy el buen pescador, te llamo siempre en tempestad o en calma, ven a mis redes de amor y paz eterna brillará en tu alma."

Sobre la Liturgia en sí, no puedo escribir mucho, estuve sentada bastante detrás, a la izquierda, y vi poco a los niños. Pero sí escribo sobre David István y Alan, de lo bien que se portaron siendo que son niños especiales. Sobre Alan, de su recogimiento, el cómo rezaba después de dar la paz, y santiguándose a continuación, según me contó Dalia que le vio.

Sobre David al que acompañaba Sofi, dándole la mano para que no se pusiera nervioso, sobre la alegría de Sabrina, a la que conozco más, por verla y darle clases de húngaro en la Biblioteca de Lenguas Extranjeras y sobre lo bien que leyó Diego Contreras, tan serio y concentrado, al final ya de la misa, desde "el púlpito".

Quiero escribir también sobre el cariño y dedicación de Bárbara y de Antonio, para que David estuviera tranquilo durante la ceremonia. Ellos, acompañaron su formación en su Primera Comunión. Yo que le conozco desde que nació, le vi contento y me dio un beso, llamándome Tere, al ya irse a su casa.

Quizás esto sea todo. Luego el ágape, muy alegre y bonito y hasta soleado, después de la lluvia que había caído poco antes, haciendo que se pudiera celebrar también en el patio ajardinado, que hasta tenía mesitas con flores encima y sillas alrededor.

Había comida, dulce y salada y bebidas en abundancia para todos, y dos preciosas tartas-tortas, bañadas de azúcar, o sea, blancas como el alma de los niños que acababan de recibir la comunión por primera vez y como dice el recordatorio, en la cual ya reinará la paz eterna.


Teresa de la Vega